En este trabajo se recogen escenas cotidianas en modo de parodia y metáfora de movimiento para presentar y evidenciar algunos aspectos propios de nuestra idiosincrasia chilena en torno uso y desuso de los productos plásticos o polímeros.
Dirección Coreográfica Roberto Roa
Intérpretes Compañía Calaucán 2009 (Natalia Jorquera, Andrea Briano, Patricia Polanco y Roberto Roa)
Música Dj Shadow y Björk
Duración 20 minutos
"Estoy impresionándome cada día con la interminable
cantidad de productos poliméricos que se producen solo en Concepción, y más
asustado aun con la cantidad que es desechada. Claro que eso no es nada en
comparación a lo que me produce la asquerosa enormidad de plásticos que se
desechan descaradamente en todos los lugares posibles que uno se pueda imaginar
del planeta. Esto alcanza en mí un nivel de terror y asco, me quedo perplejo.
Sólo atino a mirar ¡No sé cómo reaccionar frente a tanto plástico!
Por ejemplo, solamente en mi casa se desechan cerca
de ocho productos plásticos diarios (envoltorios, etiquetas, bolsas, etc.)
desde que yo tengo memoria. Creo que ya son como 20 años de 365 días por ocho
plásticos por día es igual a 2920 plásticos por año, y los 20 años es 58.400 plásticos.
Y ¿qué pasa si multiplicamos esa cantidad por el
número de hogares en Chile?
Y ¿qué sucede si lo hacemos por el número de hogares
en Estados Unidos y en China?
Ahora bien, las bolsas comenzaron a usarse
masivamente en los 70s, ya van 40 años.
Sin embargo, eso es sólo lo que sucede en los
hogares.
¿Qué es lo que sucede en la calle? Donde hasta un
niño inocente es enseñado a que no importa cuánto plástico consuma en bebidas,
dulces, comida, ropa, zapatos, muebles, construcción o lo que sea, mientras lo
bote a la basura. Se supone que eso es lo correcto, botar a la basura.
Esencia de la idea
Presentar y evidenciar que las consecuencias
ambientales del consumo de plástico son un reflejo de una identidad
sistematizada, ignorante, consumista y tan poco asumida como promovida.